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Storytelling: El valor de contar historias

Compartir nuestras historias nos conecta con el resto de personas, y lo mismo ocurre con las marcas. Si son capaces de comunicar su identidad y sus productos a través de un relato que emocione al público, podrán conseguir una relación más cercana con él y obtener su confianza.

La costumbre de contar historias es una de las más antiguas que tiene la humanidad. Compartir nuestros relatos nos conecta con el resto de personas, y lo mismo ocurre con las marcas. Si son capaces de comunicar su misión, visión y valores a través de una historia, podrán conseguir una relación más cercana con el público y obtener su confianza.

La técnica del storytelling permite a la marca profundizar en su historia y sus valores, construyendo un mensaje corporativo constante a medio y largo plazo. De esta manera se consigue enganchar a los usuarios y que estos conecten emocionalmente con la marca. Gracias a ello, el público también estará más dispuesto a aprender más sobre la marca y consumir sus contenidos en el futuro (además de sus productos).

Los relatos de la marca siempre deben basarse en explicar la verdad de forma atractiva, nunca en inventar ni mentir sobre sus productos o servicios. Además, la historia debe transmitir emociones y conectar a un nivel más profundo con el público. Los mensajes deben ser claros e inteligentes para que lo que estamos contando sea verosímil. El público debe creerse la historia, debe ver reflejada la marca e incluso él mismo para poder establecer relaciones entre la realidad y la ficción.

Para que nuestra historia sea efectiva debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Qué: ¿Cuál es el mensaje que queremos transmitir, qué valores queremos comunicar, qué imagen queremos dar al público, etc? Para determinar todo esto se debe tener en cuenta la identidad de la marca, los productos que vende y su historia.
  • Cómo: Qué estructura presentará nuestra historia, qué tono tendrá, qué ritmo, cómo trataremos a los personajes, etc. Sea como fuere, debemos tener claro que todo relato presenta una introducción, un nudo y un desenlace.
  • A quién: Debemos conocer nuestro target para incluir elementos en la historia que hagan que se vea reflejado en ella. Dependiendo de cuál sea el público objetivo nuestro relato tendrá unas características determinadas, haciendo posible conectar con el target y establecer una relación duradera.